Adaptación de la vivienda para la eliminación

de las barreras arquitectónicas que afectan a

las personas con minusvalías

 

 

Antonio Bustamante. Arquitecto

 

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EL MENÚ DE WALTER LOPEZ

 

Walter López, de Sausalito, en Santa Cruz de California, le pide a Teodoro que le diga que tienen en la nevera. Teodoro le presenta una lista detallada de las cantidades de cada uno de los alimentos almacenados en la fría despensa de la casa futurista. La lista es demasiado larga y Walter López tiene mas hambre que ganas de pensar. Le apetece pescado. Le pregunta a Teodoro que platos pueden prepararse con to que tienen en casa. Este le muestra la lista de posibilidades; Walter elige el segundo plato y le pide consejo a su eficiente mayordomo sobre el primer plato y el postre. Teodoro le ofrece esta vez una lista de pares de platos (entrante y postre) que convienen desde un punto de vista dietético; teniendo en cuenta que el segundo plato ya está decidido; como conoce sus gustos, se permite sugerirle a Walter uno de los pares de platos; este acepta la propuesta y pide que, además, le traigan un aperitivo mientras espera.

Teodoro, apenas ha mandado sacar de la nevera los ingredientes necesarios para elaborar el menú, se apresura a encargar al supermercado las mismas cantidades de los alimentos que acaban de menguar en la despensa de Walter López:Teodoro es un programa informático servicial, discreto y de confianza, y no necesita que le recuerden sus obligaciones.

Los alimentos serán cocinados por Emiliana, un robot que se ocupa de todos los quehaceres domésticos siguiendo al pie de la letra las instrucciones de Teodoro. Para la cocina, Emiliana emplea «Julius Maggi», un programa de cocina rápida bajo la advocación del inventor de los cubitos para caldo que tanto contribuyeron a simplificar la elaboración de potajes cuando la mujer empezó a incorporarse al mercado del trabajo. Emiliana servirá el menú en los platos, los llevará a la mesa y los retirará cuando Walter se lo pida llevándolos al lavavajillas y almacenándolos en la alacena en cuanto estén limpios.

Al día siguiente, ante la robotizada casa de Walter López, un camión aparcara con su parte posterior pegada a ese extraño cuadrado metálico de la fachada, que se abrirá como sésamo para dejar entrar al brazo automático del camión que trae el pedido que hizo ayer el diligente Teodoro, para que la nevera coloque ella sola los alimentos en el lugar que les corresponda.

Lo que tiene de chocante esta historia es que no está sacada de un relato de Asimov, sino que me la contó Federico Saldana, informático del CERN y que ha visto una casa así en Sausalito, que existe a estas horas como modelo de prueba. El Walter López que la habite no tiene por que ser un minusválido: las adaptaciones del medio físico que son imprescindibles para personas afectadas por una minusvalía motora, constituyen una mejora del medio para los ambulantes. Emiliana sacada a pasear al perro, independientemente de que Walter sea minusválido o ambulante. Las mejoras de la cocina de Walter López pueden ser imprescindibles para un tetrapléjico, pero en cualquier caso, es seguro que reducirían el riesgo de accidentes en el lugar mas peligroso de la casa de un ambulante.

Una mesa de trabajo de altura variable permite al parapléjico una ocupación terciaria a la vez que, utilizada por un ambulante, puede colaborar a la prevención de lumbalgias, al evitar el encorvamiento del usuario, que se agacha a buscar un piano de trabajo de altura escasa e invariable.

 

LAS GUERRAS Y LOS ADELANTOS TÉCNICOS

Buscando la mejora de los aparatos destinados a la destrucción, las guerras han estimulado muchos adelantos técnicos. Los accidentes de trabajo y de la circulación son, por sí solos, peores que muchas guerras. Concentrar esfuerzos para evitar esos accidentes y para corregir sus consecuencias sería una inversión sensata orientada a ganar una guerra sin enemigo visible, pero no por ello menos mortífera y destructora. Los diseños para corregir los efectos de las minusvalías deberfan ser pioneros de mejoras para todos.

El medio físico creado por el hombre debería contribuir a que existiera un máximo de adecuación entre el ser humano y el espacio contruido, pues la minusvalía consiste, justamente, en la falta de adecuación del medio al hombre, y el diseño del entorno puede crear o eliminar esa minusvalía. La enfermedad no es por sf sola una minusvalía; la minusvalía puede ser la consecuencia social de una enfermedad o un accidente cuando el medio presenta barreras para el enfermo o el accidentado. Los costos sociales de la «guerra» contra los accidentes son enormes, y prevenir es más barato que crear ya que, desde un punto de vista social, se pierde más con los accidentes de lo que se gana obviando su prevención. En esta «guerra» hay dos grandes “batallas”: una consiste en reducir los accidentes a su cantidad minima posible y menguar su gravedad; la otra, en crear un entorno físico que no segregue a la persona que ha sufrido un daño corporal.

La corrección es una chapuza y un mal negocio cuando el mal pudiera haberse evitado. Pero lo que en cualquier caso hay que preguntarse es la diferencia de costo entre un medio físico que tienda a eliminar las barreras y otro equivalente que no tenga este objetivo. Para ello deberiamos definir las características de lo que entendemos por «medio físico que tienden a eliminar las barreras» como aquel que cumple una normativa orientada a la eliminación de barreras arquitectónicas que afectan a minusválidos por causa de enfermedad o incapacidad motora, auditiva o visual.

Hay que distinguir entre los espacios públicos y los privados -en particular la vivienda-. Aunque el espacio público es de vital importancia para el minusválido, la adecuación del espacio privado de la vivienda es, si no más importante, sí prioritaria.

 

EL COSTO DE LA VIVIENDA ADAPTADA

El costo de una vivienda adaptada a un minusválido variará según el tipo de vivienda de que se trate y del tipo de minusvalía que se pretenda remediar.

Si se trata de un usuario que necesita desplazarse en silla de ruedas, el caso a resolver será el de adaptar su vivienda, que puede ser una vivienda unifamiliar aislada, un apartamento en un edificio de vivienda plurifamiliar, estar en planta baja o en un piso elevado, constar ella misma de una o más plantas, formar parte de un edificio totalmente destinado a minusválidos... y en cada caso habrá factores que harán variar el precio, pero la diferencia más sensible radicaría en el hecho de que se trate de una obra de nueva planta o de la adaptación de una vivienda que nunca contó con un habitante necesitado de silla de ruedas.

Para la construcción de nueva planta, la comparación de costos de dos viviendas similares, una adaptada a parapléjicos y la otra no, puede establecerse con cierta aproximación, presupuestando las dos sobre un proyecto detallado. En el caso de la reforma de una vivienda existente hay que tenor en cuenta que el proyecto detallado es menos fiable que el de nueva planta y que la casa vieja casi siempre tiene sorpresas que casi nunca son agradables. En general, si contamos el valor de la vivienda existente y el de su reforma, saldrá más a cuenta la construcción de nueva planta que la reforma de lo existente. El costo de las reformas dependerá de cómo se presente la casa a reformar con relación a nuestro objetivo, y habrá que estudiarlo caso por caso. El costo de la obra nueva de vivienda adaptada a la silla de ruedas puede estimarse en el cantón de Ginebra, y según el arquitecto Bagattini -experto en tasaciones- en un 115 o un 120 con relación a un costo de 100 de una vivienda equivalente no adaptada. Estos precios no se refieren a la mansión de Walter López, de Sausalito, sino a algo mas modesto, a un alojamiento clásico en el que las dimensiones son algo mayores que de costumbre, los aparatos sanitarios y de cocina son especiales, los accesos estan dotados de rampas y todo lo que se pueda asir, enchufar, abrir o cerrar, esta dispuesto de modo que no sean solo los ambulantes los que puedan manipularlo. Lamentablemente, Teodoro y Emiliana siguen en el laboratorio y todavía no han salido al mercado a precios asequibles para el ciudadano medio.

El aumento del costo no se debe, pues, unicamente a los aparatos especiales que hay que instalar en cocina y baño, sino también a la mayor superficie que precisan -en la vivienda adaptada­- los espacios de acceso, de circulación y todas las piezas accesibles en silla de ruedas.

 

ADAPTABILIDAD

Algunos especialistas aconsejan proyectar todas las viviendas teniendo en cuenta que algún día puedan estar habitadas por un usuario de silla de ruedas. Esto implica que la vivienda pueda adaptarse con una reforma mínima o bien que la vivienda sea, de entrada, apta para un usuario parapléjico, aunque esté destinada a usuarios ambulantes. Esta actitud puede parecer extremada pero para mí es más sensata que su contraria, que consiste en proyectar para los estrictos mínimos del usuario válido y considerar un despilfarro cualquier centímetro cuadrado que sobrepase los mínimos necesarios para que lo que ha de construirse sea legalmente una vivienda. Una actitud intermedia podría ser la que induce a proyectar todas las viviendas ateniéndose a las medidas exigibles para una vivienda adaptada, utilizando el espacio sobrante con la imaginación suficiente como para que no resulte desustanciado. Por ejemplo, en los 150 centímetros de anchura que precisa un pasillo para permitir el giro de una silla de ruedas, puede caber un armario de 60 centímetros y quedar todavía 90 centímetros donde puede girar una persona ambulante; en el espacio «inútil» que queda en el recinto previsto para un cuarto de bano para parapléjicos cuando instalamos los aparatos comunes aptos para personas ambulantes, pueden colocarse armarios de ropa de baño y artículos de limpieza o, como hizo un amigo mío atinadamente, una biblioteca nutrida abundantemente de ediciones de temas distraidos y relajantes.

En todo caso sería bueno que las personas con responsabilidad en la construcción del medio físico tengan presente que el usuario es, a veces, un minusválido a causa de la falta de adecuación de ese medio.

 

 

Noviembre 2001